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Unión trágica de dos ídolos populares: Carlos Gardel y Rodrigo
El ídolo del tango, Carlos Gardel, y el rey de cuarteto cordobés, Rodrigo Bueno, fallecieron con 65 años de diferencia en la misma fecha del 24 de junio, una jornada que ha adquirido un significado especial para los argentinos al convertirlos en leyendas musicales.
Ambos son venerados como mitos debido a las circunstancias trágicas que rodearon sus muertes en pleno apogeo de su popularidad. En honor al astro del tango, el gobierno argentino estableció en 1995 que este día se conmemore como el Día del Cantor Argentino.
Si bien el recuerdo de Carlos Gardel es eterno para los amantes del tango y la milonga, la historia de Rodrigo impacta de manera similar en sus seguidores que abarrotaban sus conciertos para disfrutar del cuarteto.
A los 45 años y en la cúspide de su carrera, Gardel falleció el 24 de junio de 1935 al estallar el avión en el que intentaba despegar de Medellín. A pesar de las disputas sobre su nacionalidad, Gardel siempre cantó a su tierra como “mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver, no habrá más penas ni olvido”.
Por otro lado, Rodrigo murió a los 27 años tras volcar la camioneta en la que regresaba de un espectáculo en La Plata. Esta edad lo convierte en uno de los ídolos inmortales junto a Jimi Hendrix, Jim Morrison, Kurt Cobain, Amy Winehouse y Janis Joplin. Rodrigo irradiaba alegría con su cuarteto y solía entonar su característico “¡soy cordobés, me gusta el vino y la joda y lo tomo sin soda porque así pega más!”.
El tango fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2009 y ha sido descrito por sus seguidores como “un sentimiento triste que se baila”, siendo Gardel su máximo exponente indiscutible.
El 24 de junio de 1935 a las 3 de la tarde, Gardel junto al compositor Alfredo Le Pera y los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Domingo Riverol se encontraban abordo del avión en Medellín para continuar una gira por ciudades colombianas. El avión se desvió durante el carreteo para despegar debido al sobrepeso de pasajeros y chocó con otra aeronave antes de explotar fatalmente.
En contraste, Rodrigo perdió la vida el 24 de junio del año 2000 mientras conducía su camioneta desde La Plata hacia Buenos Aires después de un concierto en City Bell. Viajaba con su exesposa, su hijo y su amigo Fernando Olmedo –hijo del humorista– cuando impactaron contra una barrera volcando a gran velocidad.
Según sus biógrafos y allegados, Bueno vivió intensamente sus últimos años y expresó proféticamente: “Cuando muera voy a ser mejor que ahora, que estoy en actividad. La gente después dice qué chico bueno que era, qué lindo pibe. Todos los defectos desaparecen cuando uno ya no está”.
La popularidad de Rodrigo alcanzó su punto culminante con una gira veraniega con 49 conciertos, una actuación ante cien mil personas en Mar del Plata y 13 shows en el Luna Park. Su imagen característica como boxeador quedó grabada en la memoria de sus seguidores.
El momento álgido llegó cuando Rodrigo visitó La Habana el 5 de junio para encontrarse con Diego Armando Maradona –uno de sus ídolos– a quien dedicó su éxito más famoso “La mano de Dios” (En una villa nació, fue deseo de Dios Crecer y sobrevivir a la humilde expresión/ Enfrentar la adversidad).
A pesar de las diferencias entre ellos, tanto Gardel como Rodrigo quedaron unidos por el impacto popular y la idolatría masiva generada por sus canciones. El destino trágico los colocó finalmente en el altar como inmortales de la música argentina.